En el año 2015, a estas alturas de la depresión duradera, ¿alquilen se cree la película de que es posible, con algún sistema económico, recuperar durante los próximos 10 años una tasa de empleo remunerado, a tiempo completo de 8 horas diarias, manteniendo un poder adquisitivo y una capacidad de consumo de bienes y servicios siquiera cercanos a parámetros de 2005, año considerado por consenso científico como inicio del fin del uso de petróleo convencional a gran escala?
Seguramente, según manda el santo catecismo de economía políticamente correcta, para responder a la pregunta anterior, antes debemos preguntarnos si ¿es posible continuar aumentando el PIB, tal como lo conocemos, sin aumentar la deuda y la subordinación de los "estados soberanos" a los "poderes transnacionales", sin comernos por el camino los últimos recursos antes del colapso de nuestra civilización? Cada vez somos más los enanos que, año a año, aceptamos que es imposible y que en esta encrucijada hay dos caminos posibles:
- Terminar el proceso neoliberal que privatiza beneficios y socializa pérdidas -en paralelo con nuevos tratados de comercio, nuevas guerras, nuevas burbujas- mientras se busca el oxímoron del crecimiento global infinito del PIB y la falsa productividad, que ya los científicos han demostrado como imposible, mientras aumenta la desigualdad entre los habitantes, desde el punto de vista local hasta el punto de vista global.
- Comenzar la transición justa, el viaje más allá del PIB, hacia una nueva manera de medir el desarrollo de una comunidad, a todos los niveles desde lo local hasta lo global. Hacia un modelo de aumento de productividad "sin PIB" que internalice los costes ocultos (energéticos, climáticos, el trabajo reproductivo no remunerado) y los beneficios ocultos (el acceso a los servicios públicos, la disminución de la desigualdad y la pobreza), mientras se reducen las horas de trabajo, el consumo y en definitiva el exceso en la producción de bienes y el agotamiento de recursos.
Los enanos sólo nos imaginamos este viaje más allá del PIB como una transición justa que cambie la creciente lucha entre estados, clases e ideologías caducadas (comunismo, nacionalsocialismo, liberalismo, socialdemocracia y capitalismo en actual deriva neoliberal), cada vez más enconada por el aumento de la globalización que beneficia a grades corporaciones, mientras acaba con la justicia social, climática y espiritual, por una economía del bien común en un planeta finito, que permita a nuestros descendientes disfrutar del planeta que heredarán:
- ¿Hay esperanza de que algún economista por ahí capaz de diseñar una transición, convenciendo con argumentos sólidos al cuarto poder, la ciudadanía y en último extremo a los representantes políticos? Más que nada porque no necesitamos economistas que hagan lo de siempre cuando sabemos que lo de siempre no volverá a ocurrir por limitación material (1).
- Los enanos tenemos esperanza, porque no sólo comprendemos el problema, sino que hemos empezado a imaginar la solución (2).
- Durante el siglo pasado ya nacieron y murieron las diferentes versiones europeas de comunismo, nacionalsocialismo, liberalismo, socialdemocracia, etc. Todos los anticapitalistas se unirán poco a poco contra la deriva neoliberal autoagotada, ya sea por justicia social, por justicia climática o por justicia espiritual, compartiendo un a causa común (3).
- Imaginemos el viaje más allá del PIB como una economía del bien común, a la que llegaremos cambiándolo todo, empezando por lo cercano, antes ser arrasados (4).
- Hay vida más allá del PIB y ya ha empezado el viaje: "Todo iba de fábula hasta que la fábula se convirtió en un cuento de terror, y los bancos se convirtieron en monstruos devoradores de hombres y familias, que echaban a la gente de sus casas y ni así aplacaban su hambre pues embargaban sus sueldos de por vida, o eran capaces de dejar a los niños sin comer y los enfermos sin médicos ni medicinas, acaparando todas las ayudas y subvenciones públicas. Fueron años terribles." (5)
No hay comentarios:
Publicar un comentario